EMDR no es una simple técnica. Es un modelo terapéutico que integra elementos de distintos modelos.
EMDR encabeza una revolución en el ámbito de la psicoterapia y la psicopatología. Lidera un nuevo paradigma relacionado con el trauma, el apego y la disociación.
EMDR son las siglas en inglés de Eye Movement Desensitization and Reprocessing (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares).
En el proceso con EMDR, el terapeuta trabaja con el paciente para identificar un problema específico que será el foco del tratamiento.
El terapeuta guía el proceso, tomando decisiones clínicas sobre la dirección que debe seguir la intervención. La meta es que el paciente procese la información sobre el incidente traumático, llevándolo a una «resolución adaptativa».
Según Francine Shapiro, una resolución adaptativa significa: una reducción de los síntomas, un cambio en las creencias o la posibilidad de funcionar mejor en la vida cotidiana
El paciente describe el incidente traumático, a partir del cual es ayudado por el terapeuta para que seleccione los aspectos más importantes y que más lo angustian de dicho incidente. Mientras el paciente hace movimientos oculares (o cualquier otra estimulación bilateral) le vienen a la mente otras partes del recuerdo traumático u otros recuerdos. El terapeuta interrumpe los movimientos oculares cada tanto para asegurarse que el paciente esté procesando adecuadamente.
La estimulación bilateral puede ser:
El paciente mueve los ojos de un lado al otro guiado por el terapeuta
El paciente escucha sonidos alternados en ambos oídos.
El terapeuta golpetea suavemente y en forma alternada sobre las manos o los hombros del paciente.
La activación de los dos hemisferios cerebrales que se produce con el movimiento ocular repetitivo permite volver al pasado desde una posición elevada, como observadores conscientes y sentidos de una situación que ha marcado y esclavizado, ya que el paciente debe mantener una actitud presente, debe observar todo lo que sucede aquí y ahora al tiempo que recuerda su herida. Solo así, con los movimientos oculares y la atención dual o dividida, los recuerdos explícitos e implícitos se integran y quedan neutralizados haciendo soportables los sentimientos, sensaciones y pensamientos negativos asociados a la experiencia dolorosa.
El abordaje empleado en EMDR se sustenta en tres puntos:
EMDR no significa deshacerse del pasado ni de los recuerdos, ni sirve para buscar explicaciones de lo sucedido, sino que reconstruye los circuitos neuronales que se vieron truncados por una experiencia dolorosa para facilitar la integración de lo vivido sin que el recuerdo de esas circunstancias haga perder el control ante amenazas similares.
EMDR no es una terapia sencilla ni para el paciente ni para el terapeuta
La simplicidad con la que se intenta explicar EMDR no debe llevar a pensar que se trata de una terapia sencilla. EMDR no consiste en elegir un recuerdo y usar la estimulación bilateral, se trata de una intervención mucho más compleja. Es trabajar con recuerdos complicados a los que muchas veces es difícil acceder, por lo que es necesario adaptar el procedimiento a cada paciente y aplicarlo junto con otras intervenciones específicas.
La Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares es una terapia intensa, que debe ser realizada por terapeutas con formación adecuada y con amplia experiencia para desarrollarla de forma segura para el paciente y lograr su máxima eficacia.
En primer lugar, estabilizamos, en medida de lo posible, el presente dando psicoeducación, herramientas y estrategias para el día a día del paciente a modo de “primeros auxilios” para que la persona que busca ayuda pueda tener una primera sensación de control frente a sus dificultades.
Una vez el presente empieza a ser más estable, entramos a trabajar los episodios pasados para sanar la raíz de la sintomatología del paciente.
Para ello y una vez recogidos aquellos recuerdos del pasado relacionados con el motivo de consulta del paciente, realizamos el plan de tratamiento y comenzamos a reprocesar estos recuerdos y aquellos otros que vayan saliendo asociados con la problemática presente.
Una vez trabajados estos recuerdos, abordamos las situaciones que en el presente que aún sigan generando sintomatología (emociones, sensaciones o pensamientos relacionados con el problema). La intensidad de estos síntomas será mucho menor debido a que al reprocesar los recuerdos asociados del pasado parte de estas situaciones presentes ya se han asociados a redes positivas, no obstante, aún puede haber sintomatología residual. Se recogen los estímulos (personas, olores, situaciones, colores, sabores) que activan la sintomatología, como por ejemplo pasar delante de un hospital al cual tuvo que ir debido a un ataque de pánico, puede activar ansiedad cuando se pasa delante de él.
Posteriormente se prepara al paciente para que en situaciones futuras pueda abordar los problemas sin miedo, o pueda sentirse con mayor autoestima, y más seguro, o pueda abordar los problemas con competencia y capacidad.
De esta forma, intentamos evitar una recaída en el futuro pues todo quedaría sanado desde “la raíz hasta las puntas”.
EMDR es una psicoterapia que, aunque en apariencia es sencilla es bastante compleja, por lo que requiere mucha formación y adaptación a las características de cada paciente, de sus síntomas y de cómo se ha construido su sistema interno. Desde el principio del tratamiento el cerebro ya comienza a conectar información, sensaciones, incluso recuerdos completamente olvidados.
El proceso ocurre al ritmo adecuado del cerebro del paciente y de todo su sistema interno, esto es clave y marca la diferencia.
Para garantizar de forma exitosa este proceso, estoy en constante formación y estoy al corriente de las investigaciones y técnicas científicas más novedosas.
EMDR es un abordaje centrado en el paciente que permite que el terapeuta estimule los mecanismos de curación inherentes al propio sujeto.
EMDR consigue poner en marcha el sistema de Procesamiento Adaptativo de la Información (PAI) natural del cerebro.
Este sistema natural del cerebro se va desarrollando a lo largo de la vida y va almacenando las experiencias y respuestas a estas situaciones en redes de memoria al cuál se puede acceder, a veces de forma más compleja, y se convierten en aprendizajes neuronales.
Las redes neuronales contienen las memorias de las diferentes experiencias vitales conectadas con imágenes, pensamientos, emociones y sensaciones corporales.
Ante un acontecimiento que supone un impacto, que el cerebro no puede digerir o asimilar de forma sana, el sistema de procesamiento de la información (PAI) se ve alterado y no puede conectar esa información que acaba de suceder con la información más adaptativa que ya está almacenada en otras redes de la persona. Esto supondrá una gran dificultad para la persona en su día a día, mermando su capacidad, recursos, habilidades, cambiando el estado anímico, generando malestar, dolores, diferentes síntomas.
Así es como EMDR reprocesa esa información que está procesada de forma disfuncional: la sintomatología desaparece; hay un cambio en las creencias y pensamientos del paciente; en la conexión cuerpo-cerebro, en las sensaciones y emociones; mejora la vida cotidiana; los recursos y habilidades de la persona se ven reforzados, la claridad mental sobre sí mismo, su vida, sus relaciones; se reducen las experiencias estresantes del presente…
Además, un aspecto importante del modelo EMDR, es que toma en cuenta los componentes fisiológicos de las dificultades emocionales enfocando directamente estas sensaciones físicas a las creencias negativas y estados emocionales de los síntomas que perturban al paciente.
La Organización Mundial de la Salud está indicada para niños, adolescentes y adultos (OMS, 2013). Los cambios neurofisiológicos demostrados en el campo de trauma por la investigación neurobiológica después de las sesiones de EMDR confirman los resultados que los pacientes informaron subjetivamente y los resultados clínicos que los clínicos/terapeutas observan desde un punto de vista diagnóstico.
El enfoque EMDR ofrece la oportunidad, no sólo de reelaborar los traumas del pasado, sino también para mejorar las habilidades personales y recursos individuales, para afrontar los retos de la vida cotidiana con serenidad y seguridad, sin sentirse a merced de los síntomas que ahora te generan malestar en tu día a día, aumentando así la auto-confianza para enfrentar los desafíos de la vida diaria.
Puedes encontrar mi despacho en la zona Retiro/Ibiza, en la calle Lope de Rueda de Madrid. Tengo 10 años de experiencia como psicóloga clínica y estoy especializada en terapia EMDR y en apego. Estaré encantada de atenderte tus dudas y de ayudarte en lo que necesites. Puedes leer testimonios de algunos de mis pacientes y conocer más sobre mí.