La Psicología Perinatal es el ámbito de especialización de la Psicología que abarca la etapa vital que va desde el momento que aparece el deseo de tener un hijo/a, pasando por la preconcepción, la concepción, el embarazo, el parto-nacimiento, el puerperio, y culmina durante la crianza temprana.
Es decir, la Psicología Perinatal es la encargada de promover la salud psíquica y emocional a nivel familiar, de la pareja, de la madre -o quien realiza su función- y del bebé.
Se trata de un momento de crisis vital por el gran impacto emocional y psíquico que supone para los adultos implicados, cuyas consecuencias son fundamentales para la salud mental del bebé y que repercutirán a lo largo de toda su vida, ya que es en estos primeros momentos donde se crean nuestras primeras conexiones neuronales y nuestras primeras experiencias con el mundo y la forma de vincularnos con él y con los demás, siendo ésta la base que forjará la forma de relacionarme conmigo mismo y con los otros.
La decisión de ser padres es una experiencia vital muy intensa que supone un gran impacto psíquico y emocional, especialmente para la mujer, dando lugar a que, todo lo que ocurra durante el mismo, quedará grabado en su memoria y que tendrá repercusiones en su historia vital, en su estilo de crianza y en el desarrollo cognitivo, emocional, físico y social del/los hijo/s.
Por ello, además de destacar la importancia del cuidado de la salud emocional de la madre durante el embarazo, así como en el momento del parto y en los primeros momentos tras el nacimiento del bebé, la psicología perinatal también ofrece herramientas para promover el establecimiento del vínculo afectivo madre-bebé.
Dichos cuidados no están suficientemente contemplados por el actual sistema sanitario, a falta de la presencia de la figura del psicólogo perinatal en los hospitales y centros de salud, lo que ha favorecido el desencadenamiento de trastornos perinatales de entre los cuales la depresión posparto sería paradigmático por su elevada incidencia.
Habiendo evidencia clara de una comorbilidad psiquiátrica significativa asociada al nacimiento de un hijo y de que en el posparto hay un riesgo mayor que en otros períodos de la vida de una mujer de sufrir una descompensación psicótica o un trastorno depresivo mayor, el papel del psicólogo perinatal toma cada vez más relevancia.
Una mención especial merece el acompañamiento en el duelo por la pérdida perinatal puede tener efectos devastadores en la salud mental de la mujer, de su pareja y de los hijos/as ya nacidos o por nacer.
Gracias a los adelantos médicos y tecnológicos, este hecho se ha reducido en gran medida los índices de mortalidad infantil, sin embargo, aún es frecuente que mueran bebés durante el embarazo, al nacer o a los pocos días o meses de vida.
Es, por tanto, muy importante tener en cuenta que en cada circunstancia que rodea al nacimiento se producirán ciertas manifestaciones que son habituales y otras que pueden ser una señal de alarma, por lo que es fundamental detectar, diagnosticar y tratar precozmente los síntomas o cualquier otro tipo de trastorno.
Para ello es necesario valorar las experiencias previas, saber si el embarazo ha sido planificado, tener en cuenta el momento de la concepción, si es fruto de técnicas de fertilización, los diversos factores de riesgo, los aspectos de la personalidad, culturales y religiosos, entre otros, a fin de realizar un diagnóstico diferencial y diseñar una estrategia terapéutica acorde a la necesidad de cada mujer, de cada niño/a y de cada familia.
Realmente, el objetivo de toda esta recogida de información es poder dar un espacio para poder atender las necesidades de cada madre, padre o familiar para poder acompañarles en este momento vital.
No, la Psicología Perinatal no termina con el parto, sino que se extiende hasta los tres primeros años de vida del bebé, un periodo que puede ser muy difícil para algunas madres y sus parejas y familiares, sobre todo las primerizas. De hecho, en algunos casos los trastornos perinatales no aparecen inmediatamente después del parto sino varias semanas o incluso meses después.
Según informa el NICE, Instituto Nacional de la Excelencia para la Salud y la Atención del Reino Unido (National Institute for Health and Care Excellence, NICE), a través de una nota de prensa, entre el 10 y el 20% de las mujeres desarrolla problemas de salud mental durante el embarazo o en los primeros años después del nacimiento del bebé, siendo la depresión y la ansiedad los trastornos más frecuentes.
A pesar del riesgo que conlleva para las madres y sus hijos, los planes de salud mental no suelen contemplar a las mujeres embarazadas entre sus objetivos.
En este mismo sentido, se pone de manifiesto la vital importancia del cuidado de la salud emocional de la madre durante el embarazo, así como en el momento del parto y en los primeros momentos tras el nacimiento del bebé, tomando como eje promover el establecimiento del vínculo afectivo madre-bebé. Dichos cuidados no están suficientemente contemplados por el actual sistema sanitario, a falta de la presencia de la figura del psicólogo perinatal en los hospitales y centros de salud, lo que ha favorecido el desencadenamiento de trastornos perinatales de entre los cuales la depresión posparto sería paradigmático por su elevada incidencia. Habiendo evidencia clara de una morbilidad psiquiátrica significativa asociada al nacimiento de un hijo y de que en el posparto hay un riesgo mayor que en otros períodos de la vida de una mujer de sufrir una descompensación psicótica o un trastorno depresivo mayor, el papel de nuestra profesión toma cada vez una mayor relevancia.
Una serie de acontecimientos rodean esta etapa haciéndola especialmente vulnerable y reclamando una particular mirada desde la Psicología.
Cada vez hay más evidencia de la enorme importancia que tienen los primeros años de vida para constituirse como una persona psíquicamente sana. Los profesionales de la Psicología Perinatal investigamos y nos formamos para conocer todos los aspectos involucrados en este maravilloso proceso de convertirnos en seres humanos. Es por tanto imprescindible hacer un recorrido profundo de los intensos desarrollos fisiológicos y psíquicos que los bebés tienen por delante desde que son concebidos hasta sus primeros tres primeros años de vida. Debemos atender a los aspectos emocionales de esta etapa sin perder de vista los hitos evolutivos que acompañan a un crecimiento saludable y hacer una revisión exhaustiva de los puntos claves a valorar cuando este proceso no se desarrolla según lo esperado, así como sus posibles consecuencias.
Sin embargo, no podemos estudiar estos primerísimos tiempos sin tomar en consideración la dependencia psíquica y biológica del bebé respecto de sus progenitores, en especial de la madre. El bebé no puede sobrevivir sin el otro, sin sus abrazos, su voz que le calma, el pecho de mamá que le alimenta, las nanas que le cantan…
Por ello, tal y como se mencionaba en el apartado anterior de qué es la psicología perinatal, es en estos primeros momentos donde se crean mis primeras experiencias conmigo mismo y con el mundo, y todo esto tendrá una repercusión de suma importancia a lo larga de la vida pues notaremos una gran diferencia en el desarrollo emocional y físico entre personas que se han criado en un ambiente más hostil (con gritos, amenazas, un adulto que cuando lloro me dice que estoy feo/a o que no debo llorar por tonterías, y otras faltas de accesibilidad a una respuesta coherente y sensible del adulto hacia el niño y sus necesidades, etc.) que uno que ofrece un clima familiar basado en el apego seguro [DERIVAR A BLOG Y TIPOS DE APEGO].
La decisión de ser padres y madres supone múltiples cambios físicos, hormonales y en el estilo de vida, que dan lugar a distintas manifestaciones psicológicas y emocionales.
En primer lugar, pueden aparecer alteraciones emocionales asociadas a la hora de concebir un hijo (historia vital de los padres, abortos previos, infertilidad, estilos de apego de los padres, problemas de pareja, etc.), precipitando estados emocionales muy intensos ante los que no nos sentimos preparados para manejar sin los recursos necesarios para afrontarlos. Todo esto, puede afectar la salud mental de la mujer, de la pareja y la relación entre ambos, y a la del hijo que están planeando tener.
Sabemos que la salud mental y física del niño dependerá de cómo sepan responder los adultos durante este periodo de tiempo que abarca desde la decisión de ser padres hasta los tres primeros años de vida, por lo que es primordial contar con los suficientes recursos, apoyo y acompañamiento durante todo este proceso vital.
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En segundo lugar, durante el embarazo, es común la presencia de miedos y ansiedad en los padres, que pueden ensombrecer la vivencia y el desarrollo de sentimientos positivos como la ilusión y la alegría, siendo esta una de las experiencias más importantes de sus vidas. Esto es debido a la historia vital de los cónyuges y a sus tipos de apego [DERIVAR BLOG TIPOS DE APEGO].
En tercer lugar, el parto puede ser una vivencia traumática para muchas mujeres, experiencia que puede despertar una fuerte respuesta de estrés e intensos sentimientos negativos que dificultan su rol de madre y calidad de vida.
Si conoces a alguien que pueda estar interesado o sientes que tú mismo podrías beneficiarte de los resultados de la terapia psicológica perinatal con EMDR, puedes ponerte en contacto conmigo directamente por las diferentes formas de contacto que se proporcionan en esta web, o rellenar el formulario que se presenta a continuación.